Gozar de buena salud es una de las prioridades de cualquier persona, y aún más en los tiempos que corren. Una forma eficaz de garantizar este derecho es el acceso a la asistencia sanitaria, que en nuestro país cuenta con un gran respaldo por parte del Estado. No obstante, también implica ciertas limitaciones que conviene tener en cuenta para valorar otras alternativas como la sanidad privada. Si te surgen dudas con respecto a las diferencias entre la salud pública y la privada y estas determinan tu elección, aquí puedes encontrar una explicación detallada.
Diferencias entre salud pública y privada
La sanidad pública es aquella que depende de los programas de cada gobierno y de la inversión en salud que se contemple en sus presupuestos. Por lo tanto, su gestión no se mantiene constante, sino que puede verse sometida a modificaciones cada cierto tiempo.
Pero dado que la salud es un derecho universal al que tiene acceso toda la ciudadanía, en nuestro país se garantiza la atención gratuita y de calidad, con independencia de que se esté afiliado o no a la seguridad social o del poder adquisitivo que se tenga.
Las funciones establecidas para la sanidad pública son promover y gestionar la salud, proteger el medioambiente y reducir la contaminación de este, fomentar la investigación y reducir el impacto de las emergencias y los desastres en el plano sanitario.
La sanidad privada, por el contrario, es aquella que no depende del Estado. Es decir, que su financiación no se basa en los impuestos que se recaudan cada año, sino que son fruto de la inversión de empresas, que prestan los servicios de asistencia. Para poder acceder a estos servicios privados y convertirse en beneficiario de los mismos, es necesario contratar un seguro de salud y pagar las correspondientes pólizas.
Otra de las diferencias entre la salud pública y la privada es que los servicios a los que se accede sí pueden variar de una persona a otra, ya que todo depende de la cobertura elegida. En función de esta, así como de la edad de la persona asegurada o de su estado de salud, la cuota a pagar también varía.
La sanidad privada como complemento de la pública
Con la diferencia entre la salud pública y la privada presente, cabe preguntarse cuál de las dos es mejor o en qué momento se debería optar a una u otra. La realidad es que cada una tiene sus ventajas e inconvenientes y que, por sus propias características, lo ideal es utilizar la sanidad privada como un complemento de la pública.
¿Por qué? Por las propias limitaciones de esta última y que constituyen sus desventajas con respecto a la privada. Aunque en España se ha perdido alguna posición en longevidad con respecto al resto de países de la Unión Europea, nuestra sanidad es una de las más eficientes, con un coste relativamente bajo y accesible para cualquier persona.
Pero esta característica favorable se convierte en su propio inconveniente, ya que implica una demanda de servicios muy elevada que colapsa el sistema y equivale a largas listas de espera y a una atención poco personalizada.
Estas deficiencias se ven compensadas por la sanidad privada, con un acceso a la atención sanitaria más rápido y que, en la medida de lo posible, puede elegir el cliente. De ahí que, en la actualidad, sean ya una de cada cinco personas las que cuentan con un seguro de salud privado, ya sea individual o colectivo.
Ventajas de la sanidad privada
No es de extrañar que el número de contrataciones de pólizas de seguros siga incrementándose año tras año, y más en situaciones como la actual en la que la sanidad pública está volcada en el control de las emergencias y de la pandemia y sus consecuencias.
Pero si nos centramos en las ventajas de la sanidad privada, una de ellas es que su demanda es todavía menor que la pública. En consecuencia, recibir atención sanitaria por parte de especialistas se reduce a una cuestión de días, en lugar de meses, e incluso más, que se suele tener en la pública. Además, de manera directa, sin tener que pasar primero por el médico de cabecera.
Por otra parte, el cliente puede elegir cuándo le conviene su cita, siempre dentro de la disponibilidad de cada centro, y también el centro de su preferencia y los especialistas que le atenderán. Algo que no sucede en la sanidad pública.
Sin embargo, las ventajas no terminan aquí, porque otra de las diferencias entre la salud pública y la privada es el tipo de atención que se recibe. En esta última, se personaliza a cada paciente y se dedica un mayor tiempo al estudio de su historial y de su perfil. Si bien hemos dicho que la asistencia es un derecho, la elevada demanda reduce considerablemente el tiempo que se le puede dedicar a cada paciente. El mero hecho de saber que ante cualquier duda o complicación que pueda surgir estaremos cubiertos y tendremos atención garantizada nos da una tranquilidad sin igual.
En conclusión, la sanidad pública y la privada no son excluyentes, sino que la combinación de ambas es la que permite disfrutar de la mejor y más completa asistencia sanitaria. Es por eso que en Alter Mutua te ofrecemos el Seguro de Salud.